Más allá de los libros de texto
Hace unos años, al cambiar mi plataforma de página web al modo blog, inicié esa nueva etapa con el siguiente artículo publicado por el Ing. Christof Spieler en “The Rice Thresher”, sección “Features” del 22 de Marzo de 1996 y que suscribo plenamente mucho más ahora que también estoy dedicado a la docencia universitaria:
Un Ing° Civil nos dice que la ingeniería es algo más que fórmulas
Por Christof Spieler
La Ingeniería es eminentemente creativa. Desafortunadamente esto es fácil de olvidar. La ingeniería parecería ser solamente una gran serie de problemas por resolver y una interminable sucesión de fórmulas y reglamentos. Esas fórmulas deben estar ahí, por supuesto; no podríamos construir un puente sin conocer cuanta carga va a soportar o como afectan estas cargas a la estructura.
Casi todos los cursos dictados en nuestras universidades se centran en fórmulas y cálculos. En muchos casos es la forma en que se debe hacer: un ingeniero debe saber como calcular esfuerzos o los tipos de flujo a través de una tubería; sin embargo hay más en la ingeniería que eso. Una computadora puede realizar cálculos estructurales mejor que el más acucioso estudiante (si los datos de entrada son correctos, claro), lo que no puede hacer es idear una mejor manera de construir algo. Considere el puente construido por T.Y. Lin en Minnesota, él pudo escoger construir un puente de concreto típico, “apegado al manual”; en vez de eso creó una estructura que parece remontar el vuelo, un arco etéreo flotando sobre el río. El pensó en una mejor manera de utilizar el acero, usando cables para poder soportar mejor las cargas. Su solución es elegante tanto desde el punto de vista estético como ingenieril.
El de Lin es solo un ejemplo; muchos de los puentes que apreciamos hoy en día fueron soluciones radicales en su tiempo. Necesitamos encontrar un lugar dentro de la currícula para incentivar ese tipo de creatividad; la gran ingeniería no solamente debe asirse de los fundamentos sino enseñarnos a “sentir” como las estructuras trabajan, que se puede hacer y que no. Esto no se puede enseñar pero si se puede fomentar. De igual manera como los arquitectos estudian las grandes edificaciones de la antigüedad los estudiantes de ingeniería deberían conocer a los grandes ingenieros y sus trabajos; así como los estudiantes de arquitectura conocen a Le Corbusier, los estudiantes de ingeniería civil deberían conocer a Robert Maillart.
Cualquier ingeniero debería ser capaz de mirar una estructura y saber como trabaja. No se puede esperar que un estudiante aún sin graduarse analice con suma precisión la estructura del Golden Gate, pero si podría, aún con un modesto bagage técnico, entender por que la estructura tiene determinada forma. Un estudiante debería ser expuesto a esta suerte de enseñanza antes, no después de sus cursos de análisis estructural. Esta suerte de “bagage cualitativo” hace de los cálculos cuantitativos algo mucho más intuitivo, incluso más fáciles de realizar. Las fórmulas pueden ser encontradas en los libros pero no hay un substituto para el “entendimiento”.
La educación en ingeniería no es fácil, no debería serlo. Las Universidades necesitan re-examinar la currícula, eliminando todo el trabajo improductivo y la memorización y exponer más a los estudiantes a la esencia de la disciplina y sus más grandes realizaciones.
La carga de trabajo de los estudiantes puede ser agobiante, y esto no solamente los lleva al límite sino que también les da poco tiempo para expandir sus horizontes. No me gusta pensar en cuantas lecturas pude haber hecho en el tiempo que dedicaba a resolver toda una batería de problemas.
Felizmente, algunas facultades de ingeniería están de acuerdo conmigo y próximamente añadirán a su currícula un seminario a modo de “Laboratorio Lego”, lo que definitivamente es ya un paso en la dirección correcta. Debemos darnos tiempo para leer, para aprender cosas que no están en nuestros típicos libros de texto; es nuestra responsabilidad para con los futuros ingenieros, la ingeniería es mucho más de fórmulas y reglamentos y no debemos de olvidarlo.